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Comunica 2030

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¿Cómo impacta la educación en el mercado de trabajo en Argentina?

La demanda de empleo en Argentina se está concentrando en puestos de trabajo que requieren menor nivel educativo. Sin embargo, hace varios años que la cantidad de población empleada con un bajo nivel educativo está en aumento.


Ilustración: Archivo

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), en Argentina la tasa de desocupación es del 7%, lo que representa la más baja desde 2016 (de acuerdo a datos de la evolución de la situación ocupacional). En cuanto a la población con al menos una ocupación, el 10,8% está subocupada (trabajan menos de 35 horas semanales y estarían dispuestos a trabajar más) y el 26,8% sobreocupada (trabajan más de 45 horas semanales). Por otro lado, de acuerdo a la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) de junio 2022, el 64,2% de las bajas es por decisión de los empleados.


Movimientos de personal (en porcentaje). Fuente: Encuesta de Indicadores Laborales (EIL)

De la población empleada en el primer trimestre de 2022, solo un 24,9% completó el nivel universitario y 15,2% lo tiene incompleto. El 28,2% terminó el secundario y el resto posee el secundario incompleto, el nivel primario completo e incompleto y solo un 0,2% no posee instrucción. Respecto a la ocupación, 51,3% son puestos operativos, 37,6% son técnicos o no calificados y 9,7% son profesionales. La tendencia pareciera indicar que los puestos operativos, técnicos y no calificados incrementarán, mientras que los puestos profesionales se reducirán.


El portal para la búsqueda de empleo Bumeran realizó un informe en el que se recopilan las tendencias de búsqueda de empleos y remuneración pretendida. Del informe se desprende que de los avisos realizados en 2022, el 21% corresponde a mantenimiento y limpieza; el 13%, a seguridad; el 10%, a mecánico; el 6%, a chofer; el 6%, a técnico electrónico; el 6%, a operador de fábrica; y el 5%, a electricista.

Las áreas que reciben mayor cantidad de postulaciones por aviso son las siguientes: cajero o cajera, con 2,4 veces la media del segmento de oficios; valet parking, con 2,3 veces; seguridad, con 2 veces; cadetería, con 1,8 veces; mantenimiento y limpieza, con 1,7 veces; y operador de fábrica, con 1,5 veces.


Sumando los datos podemos interpretar que la cantidad de empleo disponible no es un problema, sino su calidad. Los empleos que requieren un mayor nivel educativo no son los más demandados ni los que poseen mayor cantidad de oferta. Esto coloca al empleado en cierta condición de desventaja en tanto que los factores que lo hacen más indispensable para el trabajo son menos, por lo que es más fácil para el empleador reemplazarlo (los puestos operativos y no calificados tienen una tasa de rotación mayor que los otros puestos), al mismo tiempo que su capacidad de negociación individual disminuye y es más susceptible a tener ingresos en negro y su margen en la negociación colectiva puede ser nulo, ya que su prestación no queda formalmente bajo la órbita de ningún sindicato. También dificulta su capacidad para conseguir un ascenso dentro de la empresa, dado que la prioridad se le dará a personas más calificadas.


Movilidad de la mano de obra según calificación de la tarea. Fuente: Encuesta de Indicadores Laborales (EIL)

Esto nos lleva a pensar acerca de la educación en el país. En Argentina, la calidad educativa viene decayendo y no se prepara a las personas para que puedan realizar una carrera universitaria o guiarlas a elegir un terciario que puedan darles mayor autonomía al momento de negociar. Sucede así que la cantidad de empleados universitarios –incluso con un nivel incompleto– no está aumentando.

Un menor nivel educativo y un aumento de puestos que requieren menos nivel de autonomía intelectual son una mezcla que da lugar a un mayor nivel de informalidad. Así es como de los asalariados (73,5% de los ocupados), el 36,0% no posee descuento jubilatorio, es decir, está en negro, con lo que tampoco se encuentra cubierto por una obra social o un seguro contra riesgos del trabajo. Cabe decir que es un porcentaje que viene en aumento.


El ODS 8 nos habla de trabajo decente y desarrollo económico. No puede haber un trabajo decente en la medida en que los empleados no puedan obtener las herramientas individuales necesarias para poder gozar de mayor independencia y nivel de negociación. Si no tienen esas herramientas hoy, que al menos puedan tenerlas las generaciones futuras a través de una formación educativa de calidad.


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