En vistas a un año electoral de comicios legislativos previstos para el 2025, tanto equipos de campaña como los dirigentes a quienes responden se encuentran en la búsqueda de capitalizar sobre un caudal político basado en aquellas áreas de la sociedad desprovistas de una identificación partidaria concreta: el eterno dilema que compone al “centro” argentino.
La distribución ideológica del capital humano.
Una pregunta de vital importancia que suscita en el momento de elaborar campañas electorales para perfilar a las distintas fuerzas que se disputan la arena política es la siguiente: ¿cómo se compone la distribución societal en el marco del espectro político? ¿unimodal o bimodal? (Downs, 1973).
Para el caso de nuestro país, podemos decir casi con orgullo varios analistas políticos que transitamos la misma línea de pensamiento, este espectro se define por fuera de los lineamientos tradicionales que se usan para medir el tipo ideal, así como gran parte de los sistemas políticos distribuidos alrededor del mundo. En lugar de una dicotomía izquierda-derecha, nos encontramos frente a una disputa histórica que enfrenta a los ejes peronismo-antiperonismo (O’Donnell, 1972).
Teniendo en consideración éstos junto con varios aportes, podemos realizar una suerte de diagnóstico. Es cierto que la polarización en nuestro país se vio acentuada frente a los acontecimientos de la historia reciente, principalmente a partir del cambio de milenio y frente a cuestiones como la crisis de representación o la grieta, conceptos que son traídos al debate hasta día de hoy de manera cotidiana.
Por su parte, nuestro sistema de partidos multipartidista, que más recientemente capitalizó dicha característica propia frente a la emergencia de nuevos partidos como el PRO y LLA, desplazando al reservado antagonismo entre radicalismo y peronismo a nivel electoral, posibilita una distribución más dispersa del electorado de lo que fue antaño. Hoy en día, el espectro político en la Argentina, sobre todo durante estos tiempos de reconfiguración de muchas fuerzas políticas, supone un escenario amplio y diverso, lo que no hace sino beneficiar a una sociedad, devenida en electorado, indecisa.
Nos encontramos frente a una época de marcado dinamismo en términos de representación política. Frente a la globalización de las comunicaciones y el constante y exacerbado flujo de información que impacta sobre la ciudadanía común, es de esperarse la poca fiabilidad de sondeos de opinión, volátiles frente a un estado de la opinión pública cuya tendencia a cambios bruscos se ve reflejada.
Considerando todo lo anterior, el campo social actual puede definirse como uno de tardías definiciones, altamente susceptible ideológicamente al flujo de micro-informaciones que caracterizan la comunicación hoy en día, y profundamente comprometida con la búsqueda de representación política fija y definida, que no se refleja en la realidad para la mayoría de sectores.
Argentina 2024-2025: una configuración representativa tripartita.
En la esfera de lo político podemos hablar de una configuración tripartita, a grandes rasgos, de las fuerzas políticas a nivel nacional, principalmente a partir del comportamiento de muchas de ellas en el Congreso.
La primera de estas partes la compone el oficialismo, un oficialismo que llegó al poder tras un escenario inicial de tres tercios en las elecciones primarias de 2023. Éste aparece liderado por una fuerza política no tradicional y de bajo apoyo institucional a priori, cuyo principal sustento se encuentra radicado en creencias sociales y el manejo de la macroeconomía, principal objetivo definido por éste mismo. Hacia el interior de éste podemos encontrar a los titulares del poder ejecutivo, LLA, los co-titulares, el Partido Demócrata o la derecha conservadora, representados por la vicepresidenta, y el ala más “dura” del PRO, cuya influencia se ve reflejado tanto en el armado ministerial mayoritario del presidente, así como en la mayor parte de su sustento en el órgano legislativo.
En contraparte, la principal oposición al gobierno en términos políticos la compone el peronismo “mainstream” en sus múltiples vertientes. Pese a su reciente fragmentación interna en vistas a disputar la dirigencia de la fuerza a futuro, el peronismo como bloque se mantiene regio frente a las iniciativas llevadas a cabo por el oficialismo. Es a través del trabajo y posicionamiento de legisladores, así como gobernadores y dirigentes locales por igual, que se constituye un peronismo opositor consolidado que se opuso al gobierno desde el primer día de mandato.
La tercera parte de esta configuración tripartita que adelantamos y caracterizamos compone el más interesante aporte del presente escrito. Se trata del campo oportunista y oscilante que se encuentra entre ambas fuerzas caracterizadas anteriormente. Éste se caracteriza por una suerte de “semilealtad” al oficialismo y a las iniciativas propuestas por éste, disponiendo de una marcada predisposición a la negociación tanto con el oficialismo como con la oposición para decantarse en favor de una u otra fuerza en cada una de las disputas políticas que se incursionan entre ambas. Este tercer campo busca distanciarse ideológicamente de ambas fuerzas por igual, pugnando a la vez por la “gobernabilidad” y la “convivencia democrática” en el seno del país. Sin embargo, dicha postura los lleva a incursionar por la ambigüedad como a la vez la reiterada contradicción entre sus partes. A diferencia de los dos anteriores, no constituye un bloque per sé, sino de un conglomerado atomizado que hace uso de sus recursos políticos para la continua negociación caracterizada anteriormente. En cuanto a nombres, podemos encontrar aquí a la mayoría de la UCR, como al ala más blanda del PRO y a las numerosas fuerzas que responden a intereses federales/provinciales.
Los “arribistas” políticos del centro.
¿Quiénes son los dirigentes que se encuentran mejor perfilados, hoy en día, para capitalizar el centro ambiguo y oscilante a esperar de representación, que constituye a la vez la oportunidad perfecta para consolidarse como fuerza política determinante y de peso?
Mauricio Macri: Pese a su activo involucramiento con el armado del gabinete del presidente Javier Milei, así como en la recta final de su campaña, no podemos descartar la reincidencia de Mauricio Macri en la escena nacional como candidato. La configuración actual de la coyuntura política posibilita y alienta a su incursión en la misma, bajo la promesa de la vuelta a los valores tradicionales y la posición de su gobierno, en retrospectiva, como la opción más “centrista” de los últimos años, frente al arrebato de la derecha por parte de Milei.
Miguel Ángel Pichetto: Pichetto siempre se caracterizó por su posición de centro, que en múltiples ocasiones acompañó listas tanto del peronismo como de sus principales alternativas. Durante el gobierno actual, se mostró ambiguo frente a las iniciativas del gobierno; algunas las acompañaba, otras las rechazaba, siempre marcando una considerable distancia entre su espacio y el oficialismo.
Horacio Rodríguez Larreta: La salida de Larreta de las elecciones de 2023 de manera prematura dada su derrota en las PASO frente a Bullrich abre un abanico de posibilidades para el ex jefe de gobierno para reinventarse políticamente. Recientemente, el mandatario consolidó su novedosa fuerza política “Movimiento al Desarrollo” (MAD) que caracteriza como un “think tank”, y donde encontramos una fuerte reivindicación del modelo desarrollista pensado y aplicado por el frondizismo, y cuyos rasgos prevalecieron más marginalmente durante la presidencia de Illia. Ello constituye un distanciamiento de la mesa chica del PRO, hoy aliada a Milei.
Juan Schiaretti: Las posibilidades de la incursión de un frente federal unificado y consolidado no aparecen del todo claras. Sin embargo, el principal impulsor de esta iniciativa durante los últimos años, y la cara viva del mismo en las elecciones pasadas, fue el exgobernador cordobés. Su sustento político reposa principalmente sobre su gestión de la provincia de Córdoba durante los últimos años, como así su ambigua posición a nivel ideológico nacional: Reivindicando un peronismo de antaño, propio, distanciándose a la vez del peronismo contemporáneo nacional.
Martín Lousteau: La “estrella política” de la UCR ofrece una cara renovada para las alternativas posibles desde el seno de la fuerza radical. Su notoriedad en el Congreso, a pesar de su dudosa inteligencia y estrategia política en su seno, lo colocan en la escena nacional como una de las posibles alternativas a futuro. Como presidente de la UCR desde inicios de este año, no podemos descartar la posibilidad de una alternativa radical unificada.
Si bien la caracterización esbozada plantea las posibilidades de capitalizar políticamente de algunos de los principales dirigentes políticos de este “centro” por separado, sería ignorante descartar la posibilidad del armado de un amplio frente que condense todas estas fuerzas de centro. La cohesión, en tal caso, no consideramos que represente un problema vital dado a la ambigüedad ideológica que manejan estas fuerzas. El principal problema radicaría, sin embargo, en las negociaciones hacia dentro de la misma por los distintos escaños a ocupar, negociación que de verse desvirtuada podría perjudicar las posibilidades de este armado, posibilitando así la continuación de la tendencia polarizante que vivimos hoy en día en términos políticos.
BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA.
Downs, A. (1973): “Teoría económica de la acción política en una democracia”. Aguilar, Madrid. Capítulos 1, 2, 3 y 7.
O’Donnell, G. (1972): “El juego imposible: competición y coaliciones entre partidos políticos de Argentina”, en O’Donnell, Guillermo, Modernización y Autoritarismo, Paidós, Buenos Aires.
Sartori, G. (1980): Partidos y sistemas de partidos. Marco para un análisis. Alianza Universidad, Madrid.
Comments