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La acuicultura como un pilar de un futuro sostenible

Ante el crecimiento de la población y la escasez cada vez más mayor de tierras cultivables, el cultivo de organismos acuáticos se vuelve fundamental para garantizar la seguridad alimentaria a nivel global.

Fuente: Más azul planeta

El aumento global de dióxido de carbono (CO2) atmosférico y otros gases de efecto invernadero, resultado de actividades antropogénicas, está teniendo un impacto significativo en el cambio climático a nivel global. Esta situación provoca la degradación de los ecosistemas marinos y terrestres, de los cuales dependemos los humanos.


Junto con el potencial de ofrecer soluciones basadas en la naturaleza para abordar el cambio climático, hay cada vez más pruebas de que los océanos son fundamentales para el desarrollo y el suministro de alimentos. En efecto, ante el crecimiento de la población a nivel global, los océanos son una fuente fundamental de recursos.


Los alimentos de origen marino son especialmente relevantes debido a la escasez cada vez mayor de recursos agrícolas, como tierras cultivables, fertilizantes y agua dulce. Dado que muchas pesquerías en todo el mundo se consideran sobreexplotadas, el desarrollo resiliente de la acuicultura ha adquirido una importancia creciente en la producción de alimentos a nivel global. Este sector desempeña un papel crucial en la seguridad alimentaria, la conservación de los recursos marinos y la mitigación de la pesca excesiva. Por lo tanto, la promoción de la acuicultura sostenible y responsable se vuelve fundamental para abordar los desafíos actuales.


¿Qué es la acuicultura?


Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), la acuicultura se define como la cría de organismos acuáticos, peces, moluscos, crustáceos y algas, en ambientes controlados como estanques, jaulas o tanques, con el propósito de producir y cosechar. Esta actividad implica la intervención humana en procesos como la reproducción, alimentación y cuidado de los organismos acuáticos, con el objetivo de obtener productos marinos para el consumo humano u otros fines, como la repoblación de especies en peligro de extinción o la conservación de la biodiversidad marina. La acuicultura puede llevarse a cabo tanto en ambientes marinos como en aguas dulces, y abarca una amplia variedad de especies y sistemas de producción. El potencial de esta actividad cumple con varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS), incluidos el ODS 2 (Hambre Cero), el ODS 13 (Acción por el Clima) y el ODS 14 (Vida Submarina).


APROMAR

La producción mundial de acuicultura ha experimentado un notable crecimiento, superando las 82 millones de toneladas en 2020. Este incremento constante refleja el potencial de esta actividad para satisfacer las necesidades frente al incremento de la población.


Sin embargo, el impacto de la acuicultura va más allá de la producción de alimentos. Esta industria impulsa la investigación científica y la innovación tecnológica en diversos ámbitos. Se están llevando a cabo investigaciones para mejorar la nutrición, la reproducción y el bienestar de los organismos acuáticos, así como para reducir el impacto ambiental. Estos avances son posibles gracias a la colaboración entre instituciones de investigación, universidades y empresas privadas, que trabajan en conjunto para promover el conocimiento y la aplicación de las mejores prácticas.


La cooperación desempeña un papel fundamental en el desarrollo sostenible entre países y organizaciones que se unen para establecer regulaciones y estándares que fomenten la sostenibilidad en todas las etapas de la cadena de valor acuícola. La colaboración internacional facilita el intercambio de conocimientos y experiencias exitosas, lo que conduce a la adopción de prácticas más sostenibles en diferentes contextos geográficos. Además, esta industria genera empleo y oportunidades económicas en las comunidades costeras, promoviendo el desarrollo a nivel local. Esto no solo mejora la calidad de vida de las personas, sino que también fortalece la resiliencia de estas comunidades ante los desafíos económicos y ambientales.


La acuicultura se ha posicionado como un pilar crucial para un futuro sostenible. Impulsa la investigación científica, la innovación tecnológica y la cooperación internacional, abordando los desafíos ambientales y socioeconómicos que enfrentamos. Alimenta a la población mundial de manera sostenible, protege los recursos marinos y promueve el desarrollo económico. Como profesionales del sector, tenemos la responsabilidad de aprovechar el potencial de la acuicultura y trabajar juntos para construir un futuro sostenible para todos.




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