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Comunica 2030

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¿La sostenibilidad del desarrollo es la gobernanza local?

Una de las tendencias del nuevo milenio gira en torno a la internacionalización de las unidades subnacionales de gobernanza: los municipios. Esta tendencia está marcada por un activismo pujante sobre la importancia de que los gobiernos locales participen en los temas de la agenda mundial que les afectan como mecanismo dinamizante de su desarrollo.

FUENTE: UNIVERSIDAD PONTIFICIA COMILLAS

La cuestión del desarrollo en las sociedades actuales reviste una gran complejidad en la concepción de sus modelos y particularidades, ya sea por la aceleración vertiginosa de los cambios, fruto del avance tecnológico y su enorme impacto en la división del trabajo, o bien por la descomunal interacción de fenómenos económicos, sociales y culturales que operan a grandes escalas. Estos fenómenos van desde lo local a lo global y abarcan un paulatino número de temas y ámbitos.


En tal sentido, a continuación se buscará perfilar una perspectiva de desarrollo, que con eje central en la gobernanza local, permita comprender el rol fundamental de los gobiernos locales en la consecución de la sostenibilidad.


En líneas generales, la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) reconocen valores y principios que sustentan el desarrollo sostenible (entendido como el desarrollo que atiende las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras). Para ello, consagran lineamientos y sugerencias metodológicas que permiten la incorporación de los ODS como una herramienta para la planificación integral y la gestión estratégica a nivel local. En esa dirección, el logro del desarrollo local se convierte en un objetivo central para el proceso de territorialización de la gobernanza en los municipios porque facilita la armonización de las dimensiones sociales, económicas y ambientales de las políticas públicas locales, permitiendo –a su vez– incorporar una perspectiva de derechos humanos y de género en sus proyecciones.


Ahora bien, desde una perspectiva internacionalista, todas las unidades de gobierno, independientemente de sus capacidades y recursos, se ven motivadas a perseguir la consecución de sus intereses sociales pactados en pos de garantizar el cumplimento efectivo de las aspiraciones anheladas de su comunidad. Ello ocurre en un contexto en el que las fronteras territoriales –virtuales, simbólicas y económicas– tienden a ensancharse producto de una interdependencia cada vez más compleja, potenciada por el fenómeno de la hiperconectividad.


Desde luego, las relaciones internacionales propiamente dichas no son materia del gobierno local. Por el contrario, como explica Juan Vicente Sola, en el manejo de las relaciones exteriores la autoridad política está radicada en el Presidente y en el Congreso.


Sin embargo, lo cierto es que las actividades de acción exterior de los municipios –siempre que no sean contrarias a los mandatos de la Constitución Nacional– se ven estimuladas por la cooperación internacional como fuente acreditada en la búsqueda de soluciones técnicas y movilización de recursos que encaucen un modelo de desarrollo local. Un modelo que apueste a transformar la realidad de sus comunidades mediante un proyecto de construcción colectiva, inclusiva y socialmente transversal.


Todo gobierno local que procure abocarse a la tarea de insertarse internacionalmente deberá recurrir a mecanismos o actividades de vinculación exterior que promuevan la cooperación recíproca. Ello los exhorta a estar preparados para sostener las exigencias que tales desafíos requieren y a aportar las capacidades institucionales que tales exigencias demandan.


Siguiendo ese encuadre reflexivo, los municipios deben tomar la decisión de modernizar sus capacidades técnicas e institucionales para que sean idóneos de ofrecer modelos de gestión con sostenibilidad, sobre todo, en la proyección de sus políticas públicas. Junto con ello, deben elevar la eficiencia de sus estrategias de vinculación internacional sobre el encauce de ejercitar una cooperación internacional para el desarrollo local.


Ahora bien, ¿por qué direccionar una cooperación de esas características? De acuerdo con la Dra. Mariana Calvento, especialista en internacionalización de los municipios, la Cooperación Internacional para el Desarrollo Local (CIDL) ofrece un enfoque que, identificando como unidad de actuación principal el territorio, se funda en la movilización y participación de los actores territoriales, públicos y privados, como protagonistas primordiales de las iniciativas y estrategias de desarrollo local. En efecto, por la virtud de sus características irradia iniciativas de horizontalidad, reciprocidad y simetría a las relaciones entre los actores.


Dentro de ese orden de ideas, lo que debe promoverse es un rumbo de desarrollo, que supondrá un proceso complejo, transversal y en creciente construcción. En esencia, este proceso deberá ser capaz de articular el depósito de sinergias entre las autoridades locales, las entidades privadas y los actores de organizaciones intermedias, en conjunción con un modelo de gobernanza que asegure potenciar las capacidades de vinculación en perspectiva de un desarrollo territorial con visión estratégica. Más aún, deberá estar orientado hacia un modelo de gobernanza que ejercite prácticas de gobierno que involucren una gestión con sostenibilidad, plasmada en actividades de cooperación local, regional e internacional y basada en los principios de reciprocidad, horizontalidad e integralidad.


En definitiva, toda actividad de gestión y visión de gobernanza local que tenga como horizonte venidero la prosperidad de su comunidad mediante un desarrollo integral como proyecto colectivo con inclusión social debe ser capaz de modernizar su estructura institucional y sus capacidades técnicas configuradas bajo un sentido intrínseco de sustentabilidad, integralidad y participación. Ello permitirá que los gobiernos locales puedan irradiar procesos estratégicos que promuevan el trabajo en red, la democratización del poder, el respeto por las formas de organización local, la reciprocidad horizontal y la CIDL.

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