¿Qué tanto sabemos de las cianobacterias y el cambio climático?
Las cianobacterias desempeñan un papel fundamental en el ambiente. Sin embargo, también representan un peligro para la salud, debido a la producción de toxinas liberadas al agua o al aire. Toxinas que aumentan a raíz del cambio climático.

Las cianobacterias son organismos unicelulares fotosintéticos, también conocidos como algas verdeazuladas, que se pueden encontrar tanto en ambientes acuáticos como terrestres. Estos microorganismos resultan ser una combinación de características propias de las bacterias y las plantas, por lo que son capaces de realizar la fotosíntesis y producir oxígeno. Son considerados uno de los organismos más antiguos de la Tierra, ya que datan de hace más de 3,5 mil millones de años, por lo que su existencia resultó fundamental en la creación de la atmósfera de nuestro planeta al producir grandes cantidades de oxígeno a través de la fotosíntesis.
En la actualidad, las cianobacterias también desempeñan un papel fundamental, ya que muchas especies de estas tienen la capacidad de fijar el nitrógeno atmosférico y transformarlo para que pueda ser utilizado por otros organismos. Es decir, tienen la capacidad de convertir el nitrógeno gaseoso presente en la atmósfera en compuestos nitrogenados para que otros organismos puedan utilizarlos como fuente de nutrientes para su crecimiento y desarrollo.
Las cianobacterias pueden fijar nitrógeno en una amplia variedad de ambientes acuáticos y terrestres, como suelos, sedimentos, lagos, ríos y océanos. Esta fijación biológica de nitrógeno es un proceso esencial para el ciclo del nitrógeno en el ambiente, ya que proporciona una fuente importante de nitrógeno disponible para los ecosistemas. También genera un impacto en la fertilización de los suelos y en la productividad primaria de los ecosistemas acuáticos, ya que el nitrógeno es un nutriente esencial para el crecimiento de las plantas y otros organismos. Esta habilidad convierte a las cianobacterias en un importante recurso natural para la agricultura, ya que su uso puede reducir la necesidad de fertilizantes químicos.
Desde su origen, estos microorganismos se han ido adaptando a todo tipo de cambios, tanto químicos como geoquímicos. De esta manera, en épocas de 'estrés ambiental', algunas células de ciertas cianobacterias se modifican y forman una estructura de resistencia, con el propósito de almacenar sustancias de reserva para poder sobrevivir en el ambiente. Su notable capacidad de adaptación les permite encontrarse en pequeños arroyos en la Antártida o en áreas termales con altas temperaturas, en ambientes hipersalinos, sobre rocas o creciendo simbióticamente junto a hongos, líquenes o en las raíces de plantas.

Pero, ¿qué relación tienen las cianobacterias con el cambio climático? Actualmente, debido al incremento de las temperaturas en las últimas décadas, potenciado precisamente por el cambio climático, se ha incrementado de manera acelerada la proliferación masiva de cianobacterias en gran parte de los ecosistemas acuáticos del mundo.
Algunas especies de cianobacterias son capaces de producir toxinas conocidas como cianotoxinas, que pueden ser liberadas al agua o al aire en condiciones de proliferación excesiva y descontrolada, de manera que cuando las personas entran en contacto con el agua contaminada o inhalan el aire contaminado, pueden experimentar efectos adversos para la salud. Estas toxinas generan una serie de efectos nocivos y perjudiciales tanto para la salud humana y animal como para la silvestre, especialmente en las plantas potabilizadoras de agua, ya que obstruyen los filtros de estas plantas y alteran las características organolépticas del agua, generando cambios en los olores y sabores y reduciendo por completo la calidad estética de los cuerpos de agua.
Este fenómeno lo podemos visualizar en la formación de floraciones de cianobacterias o "florecimientos algales" que generan una espesa espuma de color verdeazulada en las aguas afectadas y puede tener un grosor de aproximadamente dos a seis pulgadas. Los problemas de olores y sabores se incrementan durante los meses más cálidos, cuando las temperaturas altas potencian el crecimiento de cianobacterias, generando floraciones que afectan severamente la calidad estética de los cuerpos de agua donde se desarrollan.
La expansión de este fenómeno resulta cada vez más preocupante para las comunidades e investigadores, ya que estas floraciones tienden a impactar en la economía de los sectores agrícolas, pesqueros, recreativos, en el proceso de potabilización de agua y en la industria del turismo, entre otras actividades.
En Argentina, el pasado 4 de febrero el Ministerio de Salud de la Nación advirtió sobre la presencia de cianobacterias en las costas del Río de la Plata, a la altura de Berisso y Ensenada; en el municipio de Tigre; en la laguna bonaerense Gómez, en Junín; en el lago San Roque de la provincia de Córdoba; en lagunas de Santa Fe como Juan de Garay, en Santo Tomé, y Setubal, en la capital; y en el Río Uruguay, a la altura de la provincia de Entre Ríos.
Esta situación provoca en las comunidades una amplia variedad de infecciones, tanto gastrointestinales como respiratorias, neurológicas, de la piel, de los oídos y de los ojos, además de generar diversos síntomas, entre los cuales se destacan los más comunes, como diarrea, náuseas, vómitos, dolor abdominal, dolor de oído, tos, irritación ocular y erupciones cutáneas. En algunos casos, se pueden ver afectados tanto el hígado como el sistema nervioso de las personas expuestas.
Nuevamente, el pasado 15 de febrero integrantes de la Red de Comunicación Socioambiental de Córdoba denunciaron el afloramiento masivo de cianobacterias en el agua del dique San Roque, situación que generó una alerta en la comunidad, ya que el agua que se distribuía en la ciudad no sería apta para beber, cocinar ni bañarse. El agua de la canilla suministrada por Aguas Cordobesas presentaba casi el doble de microcistinas de lo permitido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es decir, la presencia de cianobacterias tóxicas y perjudiciales para la salud.
En síntesis, es importante entender la importancia de las cianobacterias en el ambiente y encontrar un equilibrio adecuado para su manejo y conservación. Es por ello que para combatir el impacto negativo de estos microorganismos en la sociedad, resulta fundamental la colaboración entre diferentes entidades gubernamentales, organizaciones ambientales y las comunidades en general para poder abordar este problema de manera efectiva. Además, es necesario implementar un sistema de monitoreo que permita detectar la presencia de estos organismos en cuerpos de agua y tomar medidas preventivas antes de que se produzca una floración masiva. Así como llevar a cabo campañas educativas para concientizar a la población sobre los riesgos asociados con estas bacterias y cómo prevenir la exposición a ellas.
Además, resulta crucial establecer políticas y regulaciones que limiten la cantidad de nutrientes y productos químicos que las industrias y la agricultura pueden verter en los cuerpos de agua, lo que puede reducir la cantidad de nutrientes que alimentan las cianobacterias. Asimismo, se debe invertir en tecnologías de tratamiento de aguas para reducir la cantidad de nutrientes que llegan a los cuerpos de agua y promover la recuperación de los ecosistemas acuáticos afectados. Por todo ello, resulta importante monitorear y entender el comportamiento de estos microorganismos para minimizar su impacto negativo en el ambiente.