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Comunica 2030

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¿Repetimos? Un debate que devela los problemas de Argentina

El gobierno de la provincia de Buenos Aires propuso eliminar la repitencia. A partir de esto se activó en la opinión pública un debate sobre qué es lo correcto en estos tiempos. En esta nota repasaremos lo que conocemos de la reforma propuesta, las reacciones en el arco político y una reflexión sobre qué es lo que necesitamos como país en términos educativos.

(Fuente: Telam)


El director general de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, Alberto Sileoni, trajo al debate público un proyecto de ley que propone una serie de reformas para el sistema educativo de la provincia que gobierna Axel Kicillof. Si bien aún no se sabe el detalle completo del proyecto, algunos cambios que llevarían a eliminar la repitencia despertaron la atención de la opinión pública. Entre idas y vueltas, el proyecto no se trató en el Consejo General de Cultura y Educación bonaerense, compuesto por tres representantes del Frente de Todos, cuatro del sector gremial y tres de Juntos por el Cambio.


Por el lado del oficialismo, Alberto Sileoni declaró que la reforma “no es una invitación al facilismo, Todo el mundo coincide con que repetir lo que ya tenés aprobado no da ningún resultado académico y no mejora la calidad de la educación. Intentamos pensar una secundaria distinta a partir de un consenso generalizado de que la secundaria debe cambiar y de que hay que ir abandonando la repitencia en el secundario". Esta reforma parecía contener un sistema de agrupación de materias que permitía avanzar sin la necesidad de aprobar todas. Cabe aclarar que aún nos movemos en el campo de los supuestos debido a que hasta el momento el documento oficial de la reforma no fue publicado en ningún sitio.


Por el lado de la oposición, el rechazo no tardó en llegar. Larreta señaló que el “kirchnerismo condena a los estudiantes a un futuro con menos libertad” y destacó los valores del esfuerzo y el estudio. Bullrich sentenció que creen que regalar diplomas es educar. Vidal, como ex gobernadora de la provincia, destacó números de su gestión y denunció que Kicillof y Baradel “masacran las posibilidades de los bonaerenses”. Lousteau, por su parte, manifestó que la educación nunca fue prioridad para la gestión de Kicillof, y que fomentan la decadencia educativa y nivelan para abajo.


Al parecer “el consenso generalizado” del que hablaba Sileoni no existe. Ya volveremos a la importancia del consenso para llevar adelante este tipo de reformas, pero repasemos algunos datos de la realidad argentina en términos educativos.


Antes de la pandemia, según la Encuesta Permanente de Hogares del 2019 realizada por el INDEC, el 71% de los estudiantes terminaba el secundario. Sin embargo, cuando lo matizamos teniendo en cuenta el nivel socioeconómico, el 90% de los estudiantes de clase media y alta terminan el secundario, mientras que tan solo el 41% de quienes se ubican en la clase baja logran finalizarlo. La desigualdad está en evidencia. Posterior a la pandemia, un informe de UNICEF aseguraba que más de un millón de estudiantes no regresaron a las aulas para julio del 2021. Claro está que el problema se agravó, sin mencionar la cantidad de días que no se asistió a las escuelas y la disputa política en torno a lo que fue la vuelta a clases.


Es importante señalar que a estos problemas de abandono del ciclo lectivo se suman los resultados negativos en las Pruebas Aprender 2021 que ya repasamos en una nota anterior. Esta triada de problemas educativos concluye en una infraestructura débil reconocida por Jaime Perczyk, ministro de Educación de la Nación.



(Fuente A24)


En Argentina, Buenos Aires no es la primera provincia en sostener que la repitencia debe eliminarse. Previamente ya lo había propuesto Santa Fe y en Santa Cruz una resolución permitió que todos los alumnos de las secundarias públicas y privadas pasen de año sin importar cuántas materias hubieran aprobado en 2021.


La repitencia en el mundo


En el mundo podríamos agrupar los regímenes de promoción de grado en dos grupos:

(a) repitencia, en el cual al finalizar el ciclo lectivo el alumno que no alcanza los conocimientos mínimos es retenido en el mismo grado en el año siguiente; y

(b) promoción pedagógica o promoción social, mediante la cual el alumno avanza independientemente de los logros adquiridos a partir de un seguimiento especializado constante.


Esta clasificación fue obtenida de un informe de investigación realizado por el Ministerio de Educación durante la gestión de Mauricio Macri. Este mismo informe sentencia que la mayor parte de la evidencia nacional e internacional coincide en señalar los efectos negativos de la repitencia. Estos se centran en la desmotivación psicológica y en el aprendizaje del estudiante, el aumento de posibilidad de abandono escolar y las dificultades en torno a relacionarse socialmente con sus pares.


Basándonos en el mismo informe, en Europa la mayor parte de los sistemas educativos ponen límites a la repitencia de los alumnos. Tan solo Croacia y Lituania permiten a sus alumnos repetir en todos los grados. La alternativa pedagógica es escogida por once países europeos, entre los que se destacan los países nórdicos, que se caracterizan por un apoyo y seguimiento constante que muestra cifras de repitencia menores del 3%. Entre los países asiáticos prima la opción de promoción pedagógica en los primeros grados del nivel (14 sistemas educativos), generalmente hasta el 3er grado, mientras que diez países permiten la promoción social a través de todo el nivel. Por su lado, África es uno de los continentes con mayor porcentaje de sistemas educativos que practican la repitencia en todo el nivel.


Mientras tanto, en los Estados Unidos como en Canadá la decisión sobre el régimen de promoción de alumnos está en manos de los estados y los municipios. Se verifica repitencia en la mayor parte de los sistemas educativos estaduales. Sin embargo, cabe destacar que en Estados Unidos, luego de años de promoción social, el siglo XXI trajo una vuelta hacia la retención de grado en muchos estados.


América Latina y el Caribe es una de las regiones en donde el uso de la repitencia está más generalizado. Si bien entre los países anglófonos y francófonos del Caribe la promoción social se encuentra extendida, la situación es bastante distinta entre los países de habla hispana Este informe concluye entonces afirmando que, paulatinamente, los sistemas educativos del mundo van adoptando la promoción pedagógica teniendo la aceptación de la comunidad académica y el rechazo de las familias y los cuerpos de docentes.


Al parecer la repitencia está criticada en el mundo, inclusive podemos señalar como se ve a continuación que el aprendizaje posterior también se ve marcado por esta situación. El desempeño empeora cada vez más, la estigmatización y la frustración acompañan al alumno y el abandono aparece como una opción más viable. La repitencia es un castigo por no adquirir contenidos que condenan a repetir el año, haciendo lo mismo, buscando distintos resultados.



(Grafico: Ministerio de Educacion de la Nacion)


En resumen, es posible que la repitencia sea un régimen que haya que ir abandonando, ya que su eficacia es discutible. La progresión automática sin el acompañamiento suficiente y careciendo de estrategias de acompañamiento, de apoyo y de actividades de refuerzo a los alumnos “en riesgo” puede llevar a la vuelta a regímenes de retención de grado en breve plazo. Por lo tanto, queda claro que no podríamos llegar jamás a discutir este tema sin antes resolver la triada de problemas educativos: infraestructura, procesos y resultados de aprendizaje y abandono escolar.


Más que repetir sí o no, lo que necesita el sistema educativo argentino es conciliar y buscar caminos que logren apuntar a un objetivo claro: la mejora de la calidad educativa. Parece difícil que estos debates se den lejos de la coyuntura de “la grieta”, otra vez superarla es la mayor necesidad política que enfrenta nuestro país. El gobierno actual se ha caracterizado por postergar las decisiones en torno a la educación y privilegiar otras de mayor repercusión en el corto plazo. El ejemplo está en algunas declaraciones del propio presidente Alberto Fernandez donde decía que el inicio de clases puede esperar, pero al parecer en algunos lugares espero demasiado y las consecuencias parecen ser bastante irreversibles. De esta manera parece muy difícil que el diálogo político nos conduzca a reformas que transformen nuestra querida argentina.


Es fundamental entender que Argentina enfrenta necesidades de reforma en múltiples planos (laboral, fiscal, educativo, etc.), ninguna de estas podrá llevarse a cabo sin construir los consensos necesarios. De manera muy artesanal, aquí está la clave del futuro de nuestro país. Sin puntos básicos, sin políticas de estado, sin hacerse cargo de los problemas, sin los acuerdos necesarios, ningún cambio durará el tiempo suficiente como para darnos resultados positivos. Actualmente pareciera que lo que sufre el sistema educativo argentino es la falta de capacidad y de voluntad para buscar posibilidades de mejora al sistema. Ni la imposición sin consensos, ni las críticas vacías de contenido enarboladas de manera eufórica nos llevarán a un progreso sostenido. Solamente la audacia de conciliar y consensuar, en tiempos de grieta, nos dará la llave para ser el país que educa, trabaja y progresa.


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