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Una carrera de funcionario público: la llave para la refundación del estado en Argentina

En la República Argentina estamos en una falsa dicotomía entre aquellos que quieren la desaparición del estado y aquellos que, en nombre del estado presente, quieren mantener un status quo de un estado ineficiente que solo hace que este pierda legitimidad frente a la sociedad. Ante este escenario cada vez surge con más fuerza la tercera vía de aquellos que quieren un estado fuerte y eficiente.


La postura de que la solución pasa por achicar o agrandar el estado se funda en un gran error conceptual: pensar que la relación entre el sector público y privado es un juego de suma cero,  lo cual también puede extenderse a toda su cosmovisión. Pongamos un ejemplo, si el Estado hace una inversión en una ruta que logra mejorar el flujo turístico a una ciudad, podemos afirmar que estamos en presencia de un caso donde se agrandó el Estado y también lo hizo el sector privado. A su vez, si el Estado saca subsidios a la energía esto hace que haya empresas que no sean rentables. Se redujo el Estado y se achicó el sector privado al mismo tiempo. Con esto, podemos afirmar que el problema no pasa por que el estado gaste o no gaste sino en que gasta.


De lo planteado, vemos que la verdadera dicotomía no es entre estado grande o estado chico, sino entre estado fuerte o un estado débil. Un estado fuerte es aquel que puede cumplir sus funciones, sean muchas o pocas, de forma eficiente, que puede decir vamos a plantear un horizonte y cumplirlo. Un estado débil, entonces, sería aquel que al querer cumplir sus funciones, sean también muchas o pocos, no puede hacerlo eficazmente. Esto en la ciencia política se llama poder infraestructural, para diferenciarlo del poder coercitivo del estado. 


En la República Argentina tenemos diagnóstico de un estado grande e ineficiente con algunos focos de eficiencia, podríamos decir que estamos frente a una persona con sobrepeso, ya que no estamos frente a un Estado fallido sino habido de reformas. Pero el diagnóstico del gobierno de Javier Milei, por su ideología anarcopapitalista, es otro. El ejecutivo quiere que el Estado se reduzca a su mínima expresión, haciendo que esta persona con sobrepeso pase a estar desnutrida, lo que nos llevaría al camino de ser un Estado fallido. Esto claramente no es una solución, por ejemplo, en países como Israel o Noruega que tanto ahora y en su desarrollo tuvieron un gasto público arriba entre el 30 y el 40% del PBI. Este nivel de gasto público no fue, ni es, una carga para la economía ya que estuvo adecuadamente direccionado para potenciar el crecimiento económico. En este caso, el Estado funciona como una persona que pesa 95 kilos pero al estar entrenada no sufre problemas de salud. Del otro lado, se plantea un Estado con un gasto público que maneje entre 15 y 25 puntos del PBI. Aunque no existe en el mundo países desarrollados con un gasto público tan bajo, es una situación teóricamente posible que un Estado de este tamaño pueda potenciar adecuadamente el desarrollo; es como una persona de 60 kilos bien entrenada. En ambos casos, estamos pensando en un estado que puede potenciar al sector privado y a la comunidad. Casos de gasto público que potencia al sector privado son, por ejemplo,la educación, la salud, la inversión en infraestructura o en ciencia y tecnología. Pero ya el simple hecho, de que no puede existir economía sin un estado que sea garante de los derechos de propiedad, muestra que hay una relación claramente complementaria entre estado y economía. 


Ya planteado porque el camino es la tercera vía del estado fuerte y eficiente que potencia al sector privado y a la comunidad es la posición correcta, la pregunta es, ¿Cómo llegamos a este objetivo? ¿Cómo podemos generar de forma duradera este tipo de estado en la Argentina? 

Siguiendo a O'Donnell, si entendemos al estado como un reflejo de las fuerzas sociales que forman a un país, lo que tendríamos que hacer es generar las fuerzas sociales y grupos de poder dentro de la Argentina para garantizar de forma permanente este cambio en el estado.


En esta visión se cuestiona la autonomía del estado frente a la sociedad y se postula que un Estado es un reflejo de la sociedad civil en un momento histórico.  


Para lograr esto, que parece imposible a simple vista, hay que formar funcionarios públicos que entren por examen de ingreso al estado y así generar en todas los ministerios y secretarías, profesionales de carrera que no haya duda que entraron por el camino meritocrático al estado. Esto además de ser el camino para restaurar el prestigio del estado y sus empleados en la sociedad, tiene una dimensión de justicia muy grande. Cualquiera sin importar su origen e historia de vida puede iniciar el camino para acceder a los puestos de poder en la Argentina. Supone poner fin a esta lógica de que la única forma de entrar al estado es por contactos, por más que uno esté capacitado o no.                                                   


La gran ventaja que tenemos es que ya hay un ejemplo de esto funcionando en la Argentina y es el Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN). Esta es la única área del estado en la cual rindiendo un examen de ingreso, lo que planteamos ya sucede. Este examen de ingreso tiene el siguiente sistema: se tiene que rendir examen en 6 materias distintas y luego rendir un coloquio para evaluar el perfil humano de la persona. Esto se suma, además, a tener un adecuado manejo del idioma inglés. Sobre los resultados se desarrolla un ranking en donde en general ingresan entre 20 y 27 personas al año de 500 postulantes. 


Por lo tanto, ya tenemos el capital humano con la formación moral y profesional necesaria para llevar a cabo esto en todas las áreas del estado. Todo esto tiene que ser complementado con el apoyo político para llevarlo a cabo; sino es imposible hacer algo así. A su vez esta propuesta es muy fácil a nivel de marketing electoral vender ,esto es importante porque permite dar una dimensión humana y bajada a la realidad de la idea de un estado eficiente;  que muchas veces parece algo lejano y frívolo al presentarlo.


Haciendo algo así tenemos la posibilidad de refundar una vez y para siempre el estado argentino. Se daría punto final a las lógicas clientelares y de nepotismo que marcan la organización del estado desde el periodo oligárquico hasta la actualidad. Otras consecuencia, es lograr que quede asentado para siempre la diferencia entre estado y gobierno, restaurando el prestigio del estado y de todas las personas que forman parte de él. Esto permitiría ver al estado y sus empresas como un ámbito de unidad nacional que trasciende la lógica partitocrática contribuyendo así a terminar la grieta entre los argentinos. También ayudaría a autonomizar al estado de su cooptación por los interés privados particulares (sean empresariales, sindicales o de la sociedad civil) permitiendo así, que estos funcionarios, se formen bajo una lógica de su propia supervivencia, y por lo tanto del estado, actuando como contrapeso a los actores mencionados anteriormente.


Ahora sigamos la línea de una hoja de ruta de lo que podría pasar si se implementara algo así. 


Para esto hay que entender que el Estado argentino se divide entre focos de eficiencia e ineficiencia. Los Focos de eficiencia son el INVAP, las universidades públicas o el CONICET. En el caso del INVAP Argentina llegó a presidir la Comisión internacional de Energía Atómica, en las universidades públicas figuran los rankings internacionales en donde las universidades Argentinas encabezan los rankings latinoamericanos (fuente) y en el caso del CONICET es el instituto de investigación mejor rankeado en latinoamérica. En el INVAP tenemos el Instituto Balseiro que forma los cuadros de prestigio para este organismo y en el CONICET hay exigentes exámenes de ingreso. A su vez en las universidades públicas, tenemos el rol autónomo que le es propio, que puede especularse cómo contribuye a que sean un lugar de prestigio. En las áreas de ineficiencia, no tenemos áreas que regulan el ingreso, más allá de los concursos para cargos que no existe una certeza a nivel social de su transparencia. Para evaluar las áreas ineficientes del estado, no tenemos otra evidencia que los comentarios de la sociedad, o los testimonios de los propios empleados públicos. Esto marca el nivel de desidia por lo que habría que generar los mecanismos para evaluar estas áreas y juzgar la calidad que tienen realmente. 


Con este proyecto, de una carrera de administración pública, se generaría un árbol que con sus raíces va a lograr expandir los focos de eficiencia dentro del Estado. Es probable pensar, que los funcionarios de carrera estatales, hagan una alianza con estas nuevas camadas de egresados de administración pública que van a aparecer. También es posible una disputa entre los focos de ineficiencia y los focos de eficiencia hasta que estos últimos por formación y preparación deban ir prevaleciendo. 


Un ejemplo de esto es Brasil en donde Getulio Vargas cuando gobernó en los 30s se dedicó a fundar diferentes institutos que tenían como objetivo formar este funcionariado de estado. El ejemplo paradigmático de esto es ITAMARATY (la cancillería brasileña) pero esto a su vez convive con focos de ineficiencia de empleados públicos que no entran por examen de ingreso El caso brasileño nos marca una cosa importante: tener estos funcionarios de carrera no es garantía de que a largo plazo se genere una sociedad con más justicia. La burocracia especializada siempre será, por su lógica, una herramienta para que el poder político de turno pueda implementar sus políticas. No es conveniente que estos nuevos funcionarios de carrera defiendan una ideología específica, más allá de la propia supervivencia del estado, esto es subvertir el rol para que fueron creados y deben existir los anticuerpos para evitarlo. 


Una vez lo suficientemente fuerte y cristalizado los funcionarios de carrera se harán un poder con peso propio. Si este poder está dispuesto a ejercerse tendrá que garantizar que el estado sea lo suficientemente eficiente y fuerte; siendo siempre un contrapoder al poder político de los gobiernos de turno. Este equilibrio inestable entre un funcionarios de carrera que defienden la lógica de estado y un gobierno temporal que impone su agenda (acertada o no) es la mejor situación. Ya que el otro extremo, que es un avance demasiado grande de estos funcionarios de carrera, es la burocratización del estado. 


Esto implica la muerte de la democracia y también de la política: ya que todas las decisiones las tome este “deepstate” en asociación con otros poderes corporativos haría que los políticos sean meras marionetas; si es que siguen existiendo las elecciones. Es necesario, por lo tanto, en esta lógica de generar fuerzas sociales que contrarresten a otras en la organización social de un país, formar de antemano los mecanismos de contención a esta burocracia especializada. Esto implica que haya mecanismos de participación y control de ciudadanía de las decisiones de la burocracia. Siendo solamente posible mediante una sociedad civil fuertemente organizada y con una gran preocupación de hacia dónde va el país. 


Un estado fuerte y eficiente, que termine en la muerte de la política, es también una situación profundamente peligrosa. Algo así implicaría a largo plazo la muerte de la libertad en la sociedad y cualquier aspiración desde los sectores subalternos de limitar el poder del estado.  Si queremos plantear con éxito la tercera vía del estado fuerte y eficiente hay que tener siempre presente la dimensión moral; el estado es siempre un elemento para maximizar la libertad y la justicia de la comunidad y los individuos. El estado no puede ser nunca el gendarme de las clases dominantes o un elemento de opresión. Si esto se produce no existe una justificación para que este exista; y este camino sólo lleva a la anomia y a la anarquía. 


Fuentes:

  1. Un estado fallido es aquel que no tiene la capacidad de imponer el monopolio de la violencia en su territorio. Puede haber otros grupos como guerrilleros o narcotraficantes que compiten con el estado en esta área.

  2. "World Bank Open Data", World Bank Open Data, consultado el 18 de marzo de 2024, https://datos.bancomundial.org/indicador/GC.XPN.TOTL.GD.ZS?locations=NO-IL

  3. Acerca del Estado, la democratización y algunos problemas conceptuales. Una perspectiva latinoamericana con referencias a países poscomunistas*. (1993). Desarrollo Económico, Vol. 33(N° 130), 163-

  4. 184https://www.cancilleria.gob.ar/es/instituto-del-servicio-exterior-de-la-nacion/concurso-de-ingreso

  5. Sikkink, "Las capacidades y la autonomía del estado en Brasil y la Argentina. un enfoque neoinstitucionalista"

 



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